Santo Domingo:- En más de 30 años trabajando en la formación de jugadores como César Valdez, Ángel Berroa y Rafael Devers, el entrenador Javier Rodríguez a menudo cree haberlo visto todo, pero rectifica al no parar de toparse con casos que les chocan.
Uno de los más frescos fue ver cómo un prospecto al que, una vez descontado el pago de entrenamiento, le correspondían unos US$650 mil del bono de firma y se topó con la sorpresa de que uno de sus progenitores le había comprometido y despilfarrado alrededor del 85% del dinero.
«El muchacho jugó desmotivado en su primera Liga de Verano. Se sintió traicionado por una de las personas de su mayor confianza. Si se le hubiese retenido el 25% lo hubiese cobrado ya como adulto, con más madurez y bajo su control absoluto», dice Rodríguez.