A la larga lista de los factores relacionados con nuestro estilo de vida y hábitos que nos predisponen al sobrepeso, hay que añadir otro elemento que suele pasar inadvertido: confundir la necesidad de dormir con las ganas de comer, según explica una especialista en nutrición emocional.
Llevar una dieta con muchas calorías, hacer comidas rápidas, las bebidas calóricas como los refrescos azucarados, permanecer mucho tiempo inactivo, el sedentarismo…, son hábitos que pueden contribuir al aumento del peso corporal.
A estos factores se añaden otros favorecedores del sobrepeso relacionados con nuestro estilo de vida y estado psicoemocional, como no dormir lo suficiente, llevar un ritmo de vida acelerado y estresante, o dar rienda suelta a los excesos y el descontrol gastronómico en ciertas etapas del año, como las vacaciones y las fiestas.
La falta de regularidad en los horarios alimenticios y comer en compañía de personas que descuidan sus alimentación, son otros hábitos o conductas que favorecen que engordemos y que está a nuestro alcance corregir, pero hay un factor poco conocido que favorece el sobrepeso y nos pasa inadvertido: confundir el hambre con el sueño, según la nutricionista Fran Sabal.