Lula da Silva dejó la cárcel la tarde de este viernes viernes aclamado por cientos de seguidores que le esperaban a las puertas de la comisaría de Curitiba donde entró en abril de 2018. Lula se benefició de una decisión del Tribunal Supremo Federal, que en la víspera consideró inconstitucional que alguien esté preso si todavía no ha agotado todos los recursos posibles. Es el caso de miles de presos, y el de Lula.
Lula gozará de libertad plena, no usará tobillera electrónica y no tendrá restricciones para viajar al extranjero. De hecho, se especula con la posibilidad de que acuda a la toma de posesión del presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, el próximo 10 de diciembre.
RECORRER BRASIL
Lula será la partir de ahora a cabeza visible de una oposición que de momento no ha sabido encontrar el tono contra el Gobierno de Jair Bolsonaro. Fuentes cercanas al ex presidente aseguran que pretende recorrer Brasil movilizando a sus bases, pero sin entrar en el enfrentamiento directo con el presidente, para no tensar aún más la polarización y evitar que el bolsonarismo, que está inmerso en luchas internas, vuelva a reagruparse frente al enemigo común. Una de las preocupaciones de Lula es revitalizar al partido a tiempo para que se presente con fuerza a las elecciones municipales que se celebrarán en octubre de 2020.
En la derecha, movimientos sociales como ‘Vem par rua’ convocaron manifestaciones para este sábado en todo el país contra la decisión del Supremo, que consideran un aval total a la impunidad. El presidente Bolsonaro y sus hijos, normalmente muy activos en las redes sociales, no se pronunciaron sobre la posibilidad de ver a Lula en la calle.
Lula fue condenado en primera instancia por el ex juez Sérgio Moro, actual ministro de Justicia de Bolsonaro. Después, una corte de apelación confirmó la condena, y desde abril de 2018 está preso cumpliendo una pena de ocho años y diez meses por corrupción pasiva y blanqueo de dinero.
La decisión judicial que le sacará de la cárcel es circunstancial, no trata de su caso específico. La defensa insiste en que lo importante es que el Supremo juzgue cuanto antes los recursos que buscan anular su condena. Argumentan que Moro y los fiscales de la Operación Lava Jato actuaron de forma parcial y con fines políticos. Lula afirmó en numerosas ocasiones que quería dejar la cárcel después de ser declarado inocente, y que no iba a aceptar migajas de la Justicia, en referencia a beneficios penales como la prisión domiciliar.
A pesar de la victoria conseguida, el futuro político de Lula no está del todo claro. Tal como quedan las cosas, debido a la ley de la ‘Ficha Limpia’, que él mismo aprobó, no podría presentarse a las elecciones de 2022, ya que dicha ley impide que haya candidatos condenados por corrupción en primera instancia. Para ser presidenciable de nuevo, el Supremo tendría que anular la condena de Moro. Esta decisión, la más importante, se conocerá en las próximas semanas. «La decisión del Supremo le dio una luz de esperanza de que pueda haber Justicia en su caso. Nuestra batalla jurídica continúa, nuestro objetivo es la declaración de nulidad de todo el proceso«, advirtió el abogado Cristiano Zanin Martins.